jueves

YO NO ME LLAMO JAVIER




En el Museo de las Relaciones Rotas,

donde la gente dona toda clase de objetos

que pertenecieron a sus antiguas parejas

y que se exhiben en torno al concepto

de relaciones frustradas y sus ruinas, según explica

el anuncio, encontré aquella jirafita que te regalé.

La encontré con una pequeña nota, una tarjeta

doblada en dos atravesada por un cordón dorado

que le colgaba del cuello. En esas tres líneas

de despedida pude reconocer tu letra.

Lo que no pude –y dudo de que pueda algún día–

es adivinar quién diablos es Javier

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