viernes

TIEMPO AL TIEMPO

¿Qué pasaría si un día, después de morir, despertaras al inicio de ese mismo día? Sí, es parte de la premisa de Groundhog Day, y también de “All You Need Is Kill”, un libro de Hiroshi Sakurazaka, que hace poco leí. En el, un soldado de un futuro no muy distante, todos los días se enfrenta en una guerra contra un enemigo casi indestructible. Todos los días muere a los pocos minutos de comenzar la batalla. Pero a fuerza de repetir cada día una y otra vez, poco a poco, resiste vivo más y más minutos. Lucha, aprende, muere. Repite.


No voy a contar el final, pero es obvio decir que en algún momento, a base de incontables fracasos y pequeños éxitos, se convierte en una máquina de matar perfecta, implacable, hermosa.


¿Qué pasaría, si un día, después de fracasar, despertaras al inicio de ese mismo día? ¿Te volverías una mejor persona –o un mejor asesino, según las dos obras antes mencionadas- o simplemente repetirías los mismos errores una y otra vez hasta el fin de los tiempos, porque está en tu naturaleza?

No sé la respuesta.

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El viaje en el tiempo siempre me ha causado una fascinación personal.

En cuanto a sus dos direcciones, pensar en viajar al pasado me parece demasiado complicado, demasiadas variables, demasiadas paradojas. En cambio, el viaje al futuro es una hoja en blanco.

En “The Forever War” de Joe Haldeman, el viaje por el tiempo es un efecto secundario que surge de la ubicuidad del viaje por el espacio. Si al viajar uno respeta la física relativista, al acercarse a la velocidad de la luz, el tiempo transcurre más despacio. En esta novela, los protagonistas recorren el espacio durante poco tiempo subjetivo, algunas semanas o meses, pero el resultado, en el mundo objetivo, son decenas, cientos, miles de años.


¿Podría embarcarme en un viaje de un par de meses, sabiendo que al regresar habrán transcurrido cientos de años? Ningún conocido estará vivo, ningún lazo con mi pasado existirá; sería un extraño en mi propio mundo. Un anacronismo, un mito.

¿Podría cortar con todo, con todos, con mi vida, mi presente? ¿Incluso mi propio futuro, cambiándolo por una incógnita?

No sé la respuesta

miércoles

INACOSTUMBRABLE



Escuché una vez, a un viejo decir en un bar, que el hombre, con el tiempo, se acostumbra a todo.


No es cierto, hay cosas a las que no te acostumbras ni con todo el tiempo del mundo. No te acostumbras al hueco del otro lado de la cama, nunca te acostumbraras a no ver su sonrisa o a dejar de pedir dos copas en un bar, o a dejar de comprar dos entradas para un concierto, a no notar su olor, ni sus besos, ni a que se te reviente el alma cada vez que te miras al espejo, y te das cuenta de que eres el idiota más grande del mundo, por haber dejado escapar al amor de tu vida