sábado

CAFE Y ARENA


A mí me gusta escuchar canciones tristes mientras bebo un vaso de licor suavemente

Me gusta pensar en mis amigos, me gusta cerrar los ojos e imaginar la brisa del mar mientras escucho las olas a lo lejos me gusta imaginar el sabor de un buen café en mis labios. Y cuando deletreo suavemente la canción repaso los instantes de mi vida como si fuera una carretera o y de repente toco un hueco en mi alma y no puedo evitar derramar un suspiro.

Noto en algunos miradas vacías como si la sociedad o la vida carcomiera cada uno de sus sueños y mientras palabreamos o agitamos el cuerpo en algún bar de moda y el humo de los cigarrillos dibuja contornos noto como la soledad su soledad y la mía carcomen nuestra juventud y al final recostado con la mirada perdida me encuentro conmigo mismo y de nuevo comienzo a vivir.

miércoles

HAY UN FANTASMA EN EL HORIZOINTE


     Hoy viaje armado de cigarrillos y un libro a esas calles llenas de recuerdos, con la firme intensión de exorcizar cada paso, cada lugar y cada recuerdo. Aunque camino por mis días regalando sonrisas a veces me pregunto si a fuerza de esconder mi propia fragilidad no me la paso simulando mi vida con una fuerza ficticia y a la vez formando una identidad llena de remiendos y sea el agotamiento psicológico que a fuerza de un grito me despierte cuando estoy desprevenido.

Así con todo el valor del mundo me tome un café para acompañar la lectura, por desgracia o por fortuna la lectura era mas interesante de lo que pensé y quede embobado leyendo capitulo tras capitulo hasta que las puertas del café se cerraron. Para no desperdiciar el recorrido me fui caminando acompañado solo por los arboles y la nostalgia. Termine la noche con mas dudas que respuestas, increíblemente me di cuenta que aquellos recuerdos habían perdido su fuerza, lo cual fue genial, lo que no entendí es porque entonces son capaces de mover mi mundo cuando menos lo espero. Estoy convencido que después de tanto tiempo eh olvidado lo que es estar solo. De una u otra manera siempre me he acompañado de caricias, desde las sinceras hasta la mas vánales esas efímeras propias de una noche de tragos.

Hace años después de una fuerte separación aprendí a vivir solo, aunque en realidad haciendo memoria no fue un momento tan largo y trascendental en mi vida, pero fueron días quizá meses en que mi compañía me resultaba suficiente para reír a carcajadas, para disfrutar un café a la orilla del parque, o viajar a una ciudad desconocida. Después de eso me acostumbre a la compañía, ni si quiera lo busque pero llego, en que momento se volvió esencial una mirada que reflejara mi ser para poder sonreír.

No es que me la pase todos los días con esta nostalgia pero se que ahí esta. Hace unos días hice un viaje acompañado con amigos, y aunque su compañía resulto en platicas, risas y momentos entrañables aun asi pude escaparme para caminar y pensar un poco en mi, en lo que vivo, en lo que vivi y quiero vivir. Fue ahí donde me di cuenta que esa nostalgia no se ah ido y me sigo preguntando porque…. Que hara falta para despedirla completamente, creo que por eso el viaje de hoy, quería saber si saludándola de frente al fin se sintiera satisfecha y me dijera adiós.