miércoles

D/Escribamos


¿Por qué escribimos Poesía? ¿Es acaso un juego? ¿Una obsesión? ¿Quizás una necesidad? ¿Hacia dónde la dirigimos? ¿Cómo la construimos?

Escribir Poesía es como tener un montón de ladrillos y no formar nunca una pared. Hacemos por crear un hogar para el lector, un encuentro para nosotros mismos. Pero no asumimos el dolor ajeno, no nos convencemos de lo desconocido. Aquél que es nómada, adivina siempre la Poesía donde otro anhela el hogar.

La Métrica y nosotros a veces no nos entenderemos, porque Ella medirá los versos en sílabas; y nosotros, en sentimientos. Su engranaje es metódico, pragmático, cuadriculado, real, se hace lícito, legible, pausado. En cambio, nosotros escribimos más exacto, más preciso. Le damos contexto a la Palabra porque, sencillamente, ésta no es más que el dolor mudo de nuestra propia voz.

La Poesía es un tipo de arte. Muy doloroso, eso sí. Y esto es así, porque el Arte en sí es un daño colateral. Así que, por favor, les suplico que no escribamos Poesía para dedicársela a alguien. Escribamos para enfrentarnos a nosotros mismos. Desafiémonos. Pongámonos trabas, obstáculos. No creamos conocer los parámetros del Poema; intuyámoslo. Pensar que el poeta no escribe porque quiera comprender la vida. Tan sólo aspira a describirla con el dolor adecuado. Con la sensibilidad necesaria.

La Poesía vuela. Nosotros no. Ésa es la gracia de escribir.