sábado

El mensajero




-Abuela, ¿qué haces sentada ahí? –me atreví a preguntarle un día.
-Espero a mi colibrí –contestó sin voltear a verme.
Comenzamos a preocuparnos, creímos que estaba perdiendo la cabeza por tantas horas de espera frente a la jacaranda.

Una tarde, mi madre y yo, nos quedamos observándola desde la ventana de la cocina. Para nuestra enorme sorpresa, un hermoso colibrí azul y verde, voló frente a su rostro por un par de minutos, acerco su pico a la mejilla de mi abuela y salió volando. Quedamos boquiabiertos, observándonos el uno a otro, sin dar crédito a lo que acabábamos de ver.

Mi abuela, al darse cuenta de nuestra expresión, se acercó con una peculiar sonrisa enmarcada por su cabello color plata y dijo:
-Ese colibrí me trae mensajes de mis padres, me dicen que todo estará bien y, en el momento preciso, estaremos juntos de nuevo –concluyó con voz tranquila y un toque de emoción.

Meses después de aquella tarde mi abuela falleció, desde entonces yo era quien esperaba ansiosamente sentado frente al enorme árbol de jacaranda, con la mirada perdida, lleno de tristeza, pero con la ilusión de la visita de ese colibrí.

2 comentarios:

  1. No sé qué está pasando pero los bloggeros estamos despertanto y cada vez estoy leyendo más entradas, qué bonito le quedó esta caray y qué bueno que ya está publicando más seguido ya hace falta lectura así me cae.

    ResponderEliminar